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Una enemiga de tu piel 

Por: Damaris Munguia

 

El sobrepeso y la obesidad afectan en varios sentidos las vida de las personas. Todos saben que al estar obesos pueden sufrir del corazón, desarrollar Diabetes o tener colesterol elevado, sin embargo, son pocos los que saben que el órgano más grande del cuerpo también se ve afectado: la piel.

 

Enemiga número uno

No se trata sólo de un problema estético, la grasa depositada en la piel daña la estructura de ésta. La razón es que la acumulación de grasa se presenta en el tejido subcutáneo y para dar cabida al exceso cuando se tiene obesidad la piel se estira gracias a un compuesto denominado elastina, lo que le proporciona cierta capacidad de elasticidad; sin embargo, también tiene un límite y cuando éste se sobrepasa, el tejido se rompe dando lugar a estrías que, según el grado de obesidad y la genética de cada persona, serán de diferente distribución e intensidad.

 

Además, cuando se presenta el rompimiento de la piel, ésta se va pigmentando en las zonas en donde se rompe, lo cual constituye un mecanismo de defensa de la melanina, una sustancia natural que le da color a la dermis, ante tal situación.

Como consecuencia del aumento de peso, también se incrementará tu superficie corporal. Este aumento cutáneo, sobre una estructura ósea que no ha modificado su tamaño, dará lugar a la formación de pliegues, donde la humedad, la fricción, la retención de secreciones e, incluso, el acumulo de suciedad, facilitará las infecciones por hongos.

 

Ahora bien, con la obesidad se presentan cambios en tu sistema endocrino, tanto en las glándulas centrales como en las glándulas sudoríparas y sebáceas en la piel, dando como resultado que crezca más vello en distintas partes de tu cuerpo. A esto se le conoce como hirsutismo.

Por otro lado, con el exceso de peso la piel de las ingles, la que se encuentra debajo de las mamas, en las axilas, el cuello, entre otros pliegues, enrojece, pica, se inflama y puede llenarse de costras y puntos de pus. A veces llegan a formarse fisuras dolorosas, cuyo causante puede ser una bacteria o un hongo que requieren tratamiento específico.

Otras veces la piel del cuello, axilas, ingles y de otros pliegues, se vuelve oscura, grisácea e, incluso, negra; aumenta de grosor; aparecen en su superficie prolongaciones alargadas a modo de verrugas; y toma un aspecto aterciopelado.

 

Cuando las palmas de tus manos y las plantas de tus pies se vuelven gruesas y toman un color amarillento, estamos ante una enfermedad denominada acantosis nigricans, la cual es posible que tenga su origen en al aumento de insulina que a menudo se presenta con la obesidad.

También, debido a la falta de ejercicio físico, se desarrollan problemas de circulación que traen como consecuencia riesgo de eccema y úlceras en las piernas. Si la piel no es irrigada de manera suficiente, aparecerá descamada y roja. Al paso del tiempo, se volverá frágil y puede romperse con el más mínimo traumatismo. De esta manera se inicia una úlcera, generalmente en la cara interna de las piernas. El aumento de presión favorece hinchazón de tobillos y piernas que, si es crónica, hará que la piel se vuelva gruesa, seca, escamosa y plegada, con un aspecto similar a la piel de elefante, por lo que recibe el nombre de piel paquidérmica.

 

Las mujeres con obesidad son las que corren con mayor riesgo de desarrollar estas y otras enfermedades de la piel como la celulitis que es mucho más que un problema estético pues se traduce en la aparición de irregularidades en la piel en forma de ondulaciones y depresiones, desarrolladas por una retención del drenaje linfático a nivel de la grasa inmediatamente subcutánea.

 

Obesidad y Diabetes juntas: doble problema para tu piel

 

Si además de padecer obesidad tienes Diabetes, debes saber que esta enfermedad también causa lesiones a tu dermis. Las más comunes son: granuloma anular generalizado, el cual se caracteriza por manchas atróficas (la piel muy delgada) hiperpigmentadas, ovales o redondas. También hay úlceras crónicas, infecciones en tejidos blandos y en los casos más severos, gangrena. Además, la piel de las personas con Diabetes se caracteriza por por comezón, dermis engrosada y amarilla, y uñas teñidas de este mismo color. A veces pueden presentarse lesiones púrpuras, enrojecimiento y ampollas.

 

 

Para proteger tu piel:

  • Controla tu peso y las complicaciones habituales de esta enfermedad Conserva la higiene regular de tu piel con jabones que mantengan un pH ácido.
  • Visita al dermatólogo ante cualquier alteración cutánea.
  • Come abundantes alimentos que contengan fibra, como verduras cocidas, verduras crudas, frutas y granos integrales, todos los días. Estos alimentos mantienen constante la digestión y eliminación, lo cual es crucial para la salud y belleza de tu piel, así como para la salud en general.
  • Consume, en particular, verduras de color verde oscuro y naranja, ya que se conoce que poseen propiedades antioxidantes y contra el cáncer.
     
     
     
     
     
     
     
     
     

 

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